Ni modo... hay que entrarle! :(


El aumento de la población, ha provocado que la tasa de consumidores -o usuarios, para que no se lea tan capitalista- se incremente de manera considerable y al mismo tiempo; aunque en una menor escala, ya sea por necesidad o por desición han emergido las nuevas flotas de diseñadores en el mundo.
Una de las escuelas pioneras y con mayor historia, a pesar de su extinción en los tiempos de Hitler, tenia como principio básico -o al menos así lo comprendo- generar objetos útiles de diseño para la comunidad. Es claro que el objetivo no se cumplió en el momento, sólo unos cuantos apreciaban el valor estético de las piezas y otros más los utilizaban.
En nuestros días, el diseño es sinónimo de exclusividad e individualismo. Sin embargo, esta idea no es nueva; en los sesentas nuestros vecinos anglosajones decidieron darle un valor agregado al objeto para entrar en el mercado juvenil.
Todas las innovaciones y anexos que se van sumando a un diseño logran que el usuario se sienta atraido e identificado con el producto final, porque se apela al ego del ser humano, que por un lado lucha por la distinción entre las masas y al mismo tiempo trata de ser aceptado con sus acciones, así como con los artículos que adquiere.
La creación de un concepto es fundamental en esta industria del diseño comercial, no podemos creer en la utopía que el buen diseño es para todos y todos felices sin importar las clases sociales... Sería
padrisimo y en fondo
pero el sistema capitalista en el que vivimos nos adhiere a el como diseñadores, así que ¡hay que entrarle!

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