Blanco y blancura


El concepto de blancura va más allá de la saturación de lo blanco, a lo largo de la historia la blancura ha sido símbolo de plenitud, pureza y espacio. Esto no se limita solamente al color blanco, sino también a los materiales como marfil, plata o otros materiales blancos.
En la historia del arte, los egipcios le otorgaron una connotación de fuerza espiritual; durante la oleada protestante, las tonalidades pálidas y sobrias introducidas en los murales de las iglesias holandesas contrapuntearon a las pinturas del catolicismo, que a su vez, respondió con esculturas barrocas hechas de mármol.
A partir del siglo XIX la blancura se ligó al antiguo arte griego; que expresaba la pureza y el idealismo. Auguste Rodín terminó con la blancura neoclásica. Posteriormente, entre 1920 y 1930 la blancura se retomó de manera filosófica en el arte abstracto y la arquitectura geométrica.
En lo personal, siempre he tenido un conflicto con lo blanco y espacioso, porque lo considero aburrido y sin ninguna ciencia, sin embargo; he descubierto por medio de la observación que es todo lo contrario a lo que yo pensaba; si bien es difícil eliminar la simbología que carga la blancura por sí misma, el contraste y el uso que se le puede llegar a dar es muy variada. 


"La blancura, como la justicia, no es suceptible de graduación, cuando estas son calificada por más o por menos, las mismas se relacionan respecto de las cuales ellas están mezcladas".
Dante Alighieri

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