El amor siempre es bonito, el desenlace no siempre

Todo comienza con dos, uno miró primero y descubrió que era lo que quería para siempre. El otro individuo se sintió amenazado en un inicio, sin embargo, como buen representante del género femenino comenzó a probar la astucia del primero. La empatía, el cariño y hasta el amor fue naciendo. Cambiaron cosas por el otro, descubrieron que podían ser mejor para agradarse mutuamente, también se desesperaban porque no todo era sencillo. 

Después de varios años decidieron unir sus vidas, aunque ya lo habían decidido desde que se conocieron, para ella, era el hombre más avispado de la tierra. Cumplía con la regla: Feo, Fuerte y Formal. tenía algunos defectos, pero con el tiempo sólo fueron ridiculeces de la juventud; desaliñado, con cazadora olivo y con dos pies izquierdos. Para él ella era la mujer más hermosa del mundo, distraída y olvidadiza, pero con un gran corazón; con esa mirada que te penetra el alma, que escudriña todo tu ser. 

Él junto todos sus centavos, en parte por orgullo, porque siempre fue más feliz haciendo lo que el quería por sus propios medios. Cambio el verde olivo por trajes, a Silvio por José José; a las reuniones del partido comunista por citas con la mujer de su vida. Pero sobre todo cambio la libertad, por una libertad compartida. 

Ella cumplió su sueño, siempre fue responsable, leal y ordenada. Comenzó a compartir su vida con aquel hombre que cada vez la enamoraba más. Abrió su panorama, cambió su vida y formo una familia.

Después del casamiento, con olanes y jarana. La familia creció, tuvieron el retoño de su amor, cada uno tomó el rol social que correspondía. Llevar el sustento y dar tranquilidad a su mujer era algo que sabía hacer bien, ella cuidaba con amor al pequeño vástago, procuraba cada detalle para que todo fuera felicidad. Poco a poco se descuidaron como pareja, porque la niña absorbía tiempo y esfuerzo. 

En ocasiones, la ahora esposa, demandaba muestras de cariño, a lo que el respondía: "Prefiero que te sientas segura porque nada les falte a decirte te amo todo el tiempo y que no tengas un techo bajo tu cabeza"; era duro, poco afectuoso, pero con muchas agallas. Las muestras de cariño también se hicieron presentes con el tiempo. Eran un equipo, una familia, un solo frente.

Hubo varias caídas, algunas parecían que serían mortales y lo fueron. A veces olvidaban a los adolescentes que se enamoraron en las escaleras de la preparatoria. Pero siempre volvían a recordarse el uno al otro. Pasaron momentos felices, aumentó la familia, se asombraban de la forma en que cada uno de sus hijos robaba una parte de su ser y lo adaptaban a la naturaleza nata de su esencia. 

El amor era inquebrantable, hasta que por razones que nadie entiende -y seguirá sin entender- el tiempo para uno se agotó. La espera y sobre todo la lucha fue desgastante, ver cómo la vida de su compañero se iba, menguaba la alegría en silencio, pero no era posible demostrarlo porque la batalla seguía sin tregua, sin descanso. Si bien, se unieron como nunca lo habían hecho, también estaban devastados. Cansados de pelear con un ente que no entendía de amor, ni de sueños, ni deseos, ni mucho menos de plegarias.  

Al final, la batalla se perdió, ella estaba en el limbo, temerosa, sintiendo como un pedazo de ella se iba para siempre con el amor de su vida. La vida no se detuvo, ella siguió aquí, sin darle tiempo para prepararse para el nuevo combate... porque si le preguntarán el día de hoy si es feliz, ella les diría que no, porque cada día, a cada momento recuerda a ese escuálido muchacho con cazadora militar y huaraches de llanta que en agosto de 1984 le preguntó: "El viernes va a haber una fiesta, ¿Quieres ir conmigo? 

-El murió de cáncer a los 48 años el 2 de agosto del 2011, feliz, tranquilo y lleno de fé. 

-Ella a sus 49 años trata de salir adelante con su 3 hijos, atesorando con más fuerza los destellos de felicidad que la vida le regala.