Las letras del felino bermejo.

Domingo de felicidad, desayuno y compañía supremas. Visitar la Cineteca hace que desorbite de alegría; Manto Acuífero, de esas películas que me dejan pensando y hacen un choque de emociones en mi pequeño ser. Me deja varias incógnitas que quizá nunca resolveré. Salimos de la sala uno y entramos a la tiendita de enfrente, esa que tiene los refrigeradores del área de lácteos de un supermercado. Olvidó los alimentos y empiezo a babear por la calidad gráfica de las revistas que están arribita de los congeladores. Mis ojos siguen avanzando hasta toparse con la Gatopardo, esa revistilla que se almacenó por años en mi casa, que me sirvió como entretenimiento en el sanitario mientras defecaba, la culpable de que mi padres me tocarán con desesperación la puerta del baño porque me tardaba más de una hora. Había artículos que no comprendía a la perfección, como el artículo que narraba el via crusis de los migrantes peruanos hacia los países orientales como Japón o China, o aquel que hablaba de la vida de algunos hippies que vivieron el Woodstock del sesenta y nueve. Siempre me las leía de "pe a pa", también servían para ilustrar super chido mis tareas de la primaria, secundaria y hasta de la preparatoria. Abraham (a.k.a mi padre) era fiel comprador de la revista, alguna vez le pregunte si no era mejor que sacará una suscripción para que llegará a la casa por siempre, o al menos cada año. Él tenía ideas muy extrañas y de viejitos; decía que así se perdía el chiste, que lo bonito de comprar una revista, es verla, tocarla y escogerla, "es como las mujeres, todas parecen iguales, pero debes (... omitió esa parte, aunque después la entendí ja ja ja) tiene que gustarte, que no tenga ningún rasguño, que no este maltratada, siempre debes fijarte bien en lo que escoges". Creí que era parte de su ritual de complicaciones, aunque con el tiempo desarrollé la misma fijación. Escojo todo lo que compró así existan mil artículos producidos en serie prácticamente iguales.
¿A qué viene todo esto?, pues bien, después del crush ya mencionado, sólo habían 4 revistas, me asombró el material de las tapas, ya no eran las típicas cubiertas de papel couché de 350 grs con laminado brillante. Era más que eso, aún seguía siendo couché pero con un acabado más apropiado, barniz mate probablemente; los interiores dejaron el couché y se emplea bond. Si bien, mi padre dejó de comprar lña revista hace unos 5 años, debido a que para él habia perdido la esencia, los reportajes ya no eran de la calidad que los caracterizaba en un inicio.
Hoy que la encontré por enesima vez, he decidido comprarla para hacerlo como lo hacía mi padre, con el ritual innecesario, leyendo cada una de sus páginas y esperando que un futuro, mis hijos utilicen la revista, mínimo para sacar ilustraciones chidas para sus tareas.

Parece comercial y no me importa ja, ja, ja.

Nota al pie: Gracias al artículo de Gabo, porque si no fuera por eso, no hubiera comprado la revista :)
Mi primer revista del Felino Bermejo que compro con mi lana,

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