Papi, todavía no me llega tu apartado postal!

Aún no alcanzo a dimensionar el verdadero peso de tu partida. Ni siquiera puedo comprender las razones por las que tuviste que irte. 

Recuerdo con detalle el día en que después de comer, me  dijiste que tenias cáncer, no supe como reaccionar ni qué decir. En automático mi mecanismo de defensa interpreto que el cáncer era como una gripe que aparece, esta unos días causando malestar y desaparece. "Vamos a ver que se puede hacer con esto, voy a estar bien. Te amo." 

Efectivamente, se busco el camino. Se siguieron procedimientos y al final como siempre, como era su costtumbre y de lo cual puedo presumir: no me dijo mentiras, el estuvo bien. Si, el final no resulto lo que yo esperaba; pero cumplió la promesa. 

Lo hice pasar cosas difíciles y vergonzosas, pero también le di alegrías. Éramos tan iguales y a la vez tan opuestos. Éramos cómplices y enemigos. La persona que mas escuchábamos y también la que parcia que ignorábamos mas.

No terminaría de enumerar todo lo que éramos y lo que hacíamos, juntos o por separado. Daría todo por volver a tenerte aquí. Me duele que no veas lo que he crecido, que no estés cuando me gradué, cuando me case y la familia crezca; que mis hermanos no escuchen toda la sabiduría y locura que tenias en esa maleta de recuerdos y aventuras.

Pero me siento protegida y feliz al recordarnos, hace poco, encontré una de las tantas notitas que me escribiste y sabes, ya esta en la pared de cosas importantes. :)

Te mentiría si te digo que todo lo he hecho bien y no hay nada de qué preocuparse. Es más, estoy segura que no lo creerías. Estoy bien, ya soy adulta y sigo soñando con un chorro de cosas que si te explico no entenderías. Ya sabes, no lo entederías... Jajaja

Te escribiré muchas veces, porque me harás falta toda la vida. A pesar de la ausencia del destinatario, aunque estas letras no te lleguen, porque el cartero sea flojo.

Solo puedo decirte algo que un viejo gruñón me prometio un día:

"... Voy a estar bien. Te amo"