Las chicas juegan al jockey, los chicos al futbol y los hombres al rugby

Alguna vez creí eso, jamás he jugado algún deporte ni mucho menos practicado uno. Siempre fui la niña escuálida y sin gracia deportiva. Siempre preferí las artes o matemáticas (que también considero artes, por lo maravillosas y entretenidas que me resultan)
En fin, por cuestiones del destino y unos pocos kilos demás, seguidos por mi falta de condición a mis escasos 21 años; fui motivada a echarle un vistazo al Rugby. 

Ese juego tosco que me recordaba al Señor Mandela a través de la película que miré mientras iba en la carretera Mex-Qro. no sé si de ida, o de vuelta, pero eso no es importante. Invictus. 

Cuenta la historia que Nelson Mandela logró la pacificación racial por medio del Rugby, (acciones más, logros menos, o al revés) así que eso movió muchas cosas para que me atreviera a ir a la primer práctica.

No soy buena en Rugby; se me van balones, pateo mal, tacleo como la niña flacucha que era, pero aveces me sale la garra y lo hago bien.

Me gusta el Rugby. Mis compañeros, o mejor dicho mi nueva familia es a toda madre! Aguantan mis torpezas y me abrazan con gusto cuando logro hacer algo decente y digno del Rugby. 
Empieza la historia con este deporte, que para mi se esta convirtiendo en una adicción: Lo haces con muchas ganas, te llena de adrenalina y felicidad, de esa felicidad que no te la da otra cosa. Aunque al otro día te sientas molido y con una juerga a cuestas. Prometes no volver a hacerlo y plop! Ahí estas al siguiente entrenamiento... 

Ah! y retracto la frase con la que inicié el post:

Las niñas juegan jockey, los hombres al rugby y las chingonas también!!!!

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