treinta y tres: "Todo lo que se va crea espacio para todo lo que necesito."

"Pinche frase más chafa", habría pensado hace varios años. Y es que la verdad, la mujer que soy hoy no se parece nada a lo que era hace diez años, ¡Vaya!, ni siquiera soy la Ximena que imaginaba cuando tuviera esta edad. Desde las cosas más cotidianas como levantarme religiosamente a las 05:50 de la mañana para comenzar el día sin necesidad de una alarma. O ser una godín en potencia que ama tener todo bajo control aún cuando en la universidad juraba que sería por siempre una freelancer que viviría del diseño porque era lo más cool del mundo. 

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Los treinta y dos se fueron recios, en menos de un mes estuve comprometida y después estaba recogiendo todos los pedazos de mi corazón. Fue complicado, tuve que reiniciarme de muchas formas al mismo tiempo mientras la vida no se detenía, pedía una pausa y nomás no era posible. Seguí adelante porque eso si sé hacerlo bien. Avanzar en medio de la adversidad. Sin embargo, todavía sigo enojada por todo lo que permití, por todo lo que no vi, aunque he logrado ver que uno hace lo que puede con lo que tiene, a juzgarme menos por todo lo que pasó, a ser más suavecita conmigo y ser paciente. A ser un poco más paciente, a esperar a otros, a esperarme.

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Después de año y medio conseguí ser contratada directamente por Michelin y esa sólo ha sido la punta del iceberg, me encanta todo lo que estoy haciendo en mi puesto y la gente que está llegando a mi vida por medio de la chamba. Lo que más valoro en este momento es poder aprender de otros, ver las virtudes de los demás y sentir que el trabajo en equipo si es posible.

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Al fin, después de cinco años pude verme nuevamente como mujer sin pensarme como la madre de Alonso 24/7. He vuelto a hacer cosas que me gustan, como leer, leer un chingo de todo y comprar libros como si fueran zapatos. También he descubierto que hay otras cosas que me gustan como el ejercicio, ese desconecté de casi dos horas es un oasis en medio del caos diario. También volví a salir, salir con otros adultos jajaja que por muy raro que se lea, cuando eres madre eso es casi imposible. 
Dejé el alcohol como único medio de convivencia. Solamente en ocasiones especiales, cuando yo quiera sin caer en la presión de nadie y ha funcionado increíblemente bien.

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Por primera vez, estuve separada de Alonso por una semana, era como si un brazo me faltará pero eso no impidió que hubiera motivos para celebrar casi diario; aún con la carga de trabajo. Tuve tanto tiempo para mi -aún cuando fuera una hora, sin tener que pensar en mantener a mi hijo vivo y con todo cubierto- que por fin pude hacer esa pausa que pedía para asimilar la ruptura con Rodrigo. Pude verme enojada, triste, decepcionada y llorando a mares sin tener que llorar bajito para que Alonso no se despertará o dejarlo para después porque tenía que limpiar la casa. De alguna forma fue un gran regalo para mí y me sentí mejor. Con esas ganas de ver qué es lo que viene para mi en esta ola treinta y tres.

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Fui tremendamente celebrada, ¡Por una semana completa! sin lugar a dudas estuvo quien tenía que estar. Tuve pequeños pedazos de momentos hermosos de vidas pasadas que se alinearon con lo que ahora estoy siendo. Mi hijo pudo conocer a los papás de mi mejor amiga. Fue como volver a tener 8 años cuando Alicia y Alberto pasaban por mi para ir al colegio con Viri en el asiento de atrás mientras estábamos en el presente compartiendo la mesa del Cheescake Factory con Alonso pidiendo una hamburguesa. 
Fue platicar horas con Viri de todo lo que ha sido la vida adulta, con mi hijo de fondo cantando y jugando sin parar. ¡Qué gran regalo de treinta y tres!
Aún con esto, la vida siguió con su generosidad y me regaló una comida hermosa con mis amigos, con esos que se han quedado y otros que se han sumado en este camino. Mis amigos de la ofi, aún con la tos de perro y el moco escurriendo hicieron una visita express. Recibí flores, regalos y mucho amor de mis amigas.
Tuve salidas random por el simple pretexto de celebrar mi existencia. Mensajes y llamadas desbordadas de puros cariñitos y buenos deseos. Mi santa madre junto con mi hermano, mi hijito y mi tía me recordaron ese calorcito que te calienta el corazón porque estás en casa ¡Qué afortunada soy de tenerles!
Todavía mis compis del trabajo el nueve de diciembre cerraron con broche de oro todo esto diciéndome cuánto me querían en unas cartitas. Si, si amo las cosas cursis. Gracias friends, porque me han hecho la vida más sencilla, por escucharme y llenarme de risas.

"Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" repito en loop infinito.

Gracias a mi Dios, a la vida, gracias infinitas por esta vida, gracias por mostrarme que no merezco menos que todo este amor, que toda esta dicha, por que sí, esa pinche frase de hippie se está haciendo un lema de vida: "Todo lo que se va, crea espacio para todo lo que necesito" 


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