Visitas imaginarias: Tu cumpleaños.


Si mis cálculos no fallan habrías cumplido sesenta, serías abuelo y nos verías crecer a mis hermanos y a mi. La añoranza por tenerte aquí nunca se va, es un sentimiento difícil de explicar porque soy consciente de tu ausencia, de que la vida ha seguido su curso y muy probablemente si estuvieras todo tendría un rumbo diferente; así que cuando pienso en ti me gustaría traerte de donde estás y que vivieras este preciso momento conmigo, con nosotros, como si volvieras de un viaje largo y vinieras a comer a casa -¡Uff no sabes todas las cosas que he aprendido a cocinar!- ponernos al corriente. Casi estoy segura que traerias flores para mi y alguna cosa para decorar la casa. Sé que siempre soñaste con ser arquitecto y me hubiera gustado heredar tu buen gusto y no mi estilo kitsch atiborrado de color. 

Probablemente iniciaría mi conversación con un reclamo, "¿Te acuerdas lo que me dijiste cuando te conté que quería estudiar diseño?" seguramente si lo recordarías, entonces te diría con sollozos: "pues me jodiste mucho porque entré a la carrera y morí de miedo, creí cada una de tus palabras y huí".
Sacarías algo de tu bolsillo, sé que sería una carta en una hoja pequeñita con tu letra horrible, esa letra de patas de araña que desde niña me hacía pensar el por qué si eras tan listo tenías una caligrafía tan fea: Nunca dejes que nadie te diga que lo que quieres no vale la pena, incluso yo.  Algo así me gustaría que dijera esa nota. Entonces te abrazaría fuerte y secarías mis lágrimas, verías a uno de mis tres gatos y exigirías que lo sacara porque a ti jamás te gustaron, son muy cochinos dirías, mientras yo solo los dejaba en una recamara resguardados lejos de ti.

"¿Quieres comer?, hice la ensalada que hacías todo el tiempo, esa de berros con tocino que presumías tanto" Desde que te fuiste he creído que los berros se fueron contigo porque cuando he querido hacer esa ensalada nunca encuentro; que si ya se los acabaron todos, que no es temporada, que no trae la marchanta porque nadie los compra. Yo creo que el día que vuelva a comerlos voy a llorar a cada bocado. 

"Tu si aprendiste a cocinar, no como tu mamá que solo...." esta vez no dejaría que criticaras la forma en que mi madre hace las cosas. "¡Ay papá, deja de juzgar a Pelu!, para todos ella cocina super rico, el problema eres tu" darías un bocado como niño regañado  y no me verías a los ojos entonces ahí es donde aprovecharía para contarte sobre Alonso, pero también entraría en conflicto porque quisiera que me contarás más sobre las cosas que no supe de ti o que no le preste atención porque creí que después podrías contármelas. 

Como la vez que hablamos del día que conociste a mamá, mucho tiempo busqué tener una pareja que me viera como tu viste a mi madre, pero bueno, esa historia la dejaremos para después. 
No podría dejar de verte, olería tu suéter hasta grabarme tu aroma por siempre; mejor aún, no te lo entregaría aunque viniera el más fuerte viento y las más estruendosa lluvia porque sé que no te volvería a ver.

Para cuando conocieras a Alonso imagino muchos escenarios, quizá le traerías unos peces como lo hiciste con mis hermanos cuando eran pequeños. O tal vez traerias un rompecabezas o algo para armar, ¡Otro abu para Bichito!. Se abrazarían mucho y nos pondría a jugar escondidas porque hasta ahora es su juego favorito. Probablemente le enseñarias a contar bien y no como el lo hace de forma express. 

¿Por qué la vida no dejo que te quedarás aquí? ¿Por qué tuvo que pasar así? ¿Por que precisamente nosotros tuvimos que perderte a ti? 

Hace unos años pensaba mucho en los últimos días que estuviste, en mi necesidad de estar bien antes de que te fueras, en ser fuerte, en creer que si era fuerte demostraba que podía estar sin ti. No sé de donde me compré la idea de que estaba bien decir que yo estaba bien cuando estaba destrozada por dentro porque no tenía idea de como seguir mi vida sin tu presencia, sin tus regaños, sin tu intensidad, sin tu corpulencia, sin tu voz que lo estremecía todo. 

No sé si te tomaría fotos con Alonso, porque estaría simplemente viviendo el momentos de verles jugar. Seguramente al final sacaríamos una foto toda escueta para que tu nieto tuviera un recuerdo tuyo.

No te dejaría ir sin que me contaras esa historia del Santo Tlacuachito cola pelada que recuerdo vagamente entre risas en la casa de Tía Petra pero cuando he intentado contarla solamente sé decir la historia que habla del tlacuachito. 

Recuerdo que de niña, podía pasar horas escuchando sus historias en el pueblo de mis tías, de cuando iban en el tren, del río de Cocula. Del día que te regalaron una caja de colores en la congregación por haber ganado un concurso, nunca en tu vida habías tenido tantos colores juntos y nuevos. No entendía tu emoción cuando lo contabas pero con los años lo comprendo mejor. Si, realmente eran muy pobres, no tuviste pastel de cumpleaños ni regalos pero mis abuelos siempre les dieron lo que podían. Aún con todas esas carencias, tu eras muy generoso con todos. Gracias por darme una infancia bonita, por tu amor. Gracias por los días grises, gracias por mostrarte vulnerable aun cuando no sabías como llevarlo.

Feliz cumpleaños, aunque pasen otros 10 años sin vernos, aunque haya años que se me pase tu nacimiento, te guardo en mi mente y al menos en mi corazón tu sigues vivo porque sigues presente en muchas cosas, hasta en mi hijo.




Comentarios

Entradas populares