Des arme

Pierdo tanto tiempo analizando situaciones en mi cabeza, todas las ideas las vuelvo tan complejas que mi mente se fragmenta en mil escenarios a la vez, quedando inerte, sin movimiento; mientras sigo volando mi cabeza con tantos pensamientos sentados en una mesa redonda debatiendo sin fin, logrando solamente ausentarme por completo y no dar una solución real a todo lo estoy pensando. Pareciera que estoy alerta a todo lo que pasa cuando la realidad es que ya estoy a mil años luz de mi cuerpo.

No sé a dónde me voy cuando escapo, simplemente me quedo en blanco, visualizando un pizarrón que va llenándose sin fin de ideas que llegan como relámpagos a mi cabeza, que se escriben uno sobre otro sin fin. ¡Lo digo y me parece tan extraño! 

Alguna vez me preguntaron si he oído voces y aunque lo negué rotundamente en ese momento; sin embargo internamente contesté que si, no se espanten, yo me refiero a esas vocecitas internas que trabajan como Pepes Grillos en nuestro cerebro. O simplemente le ponen música de fondo a nuestro día. 

Hay días en los que de tanto pensar lloro, en ocasiones hasta 3 días seguidos, en silencio, hasta que en el cuarto me doy hueva y me pongo a hacer cosas, para olvidarme de mi misma.

Me he dado cuenta que ante el mundo trato de mostrarme fuerte, resolutiva y segura de mi misma, la realidad es que no lo soy tanto. El simple hecho de saberme indefensa me pone nerviosa, saberme víctima me molesta porque me pone hasta abajo de la cadena, como basura. La sola palabra me resulta ofensiva. Una palabra tan simple a la que le cargo tanto. 

Los temas de la mente, de los conflictos existenciales, son difíciles de tratar porque cada cabeza es un mundo y cada persona tiene su propia realidad, la forma y el fondo son totalmente otra cosa. Justo eso es lo más increíble y confuso que amo de ser humano, Tantas aristas encerradas en un cuerpo tan genérico.

Sentirme vulnerable sólo es la puerta de un armario lleno de complejos, de dolor, de situaciones inconclusas que he ido abandonando restando importancia en mi vida. Hace 10 años este armario estaba ahí, lo ocultaba haciendo la que sabía todo, la que nada le daba miedo, la que se aventuraba a vivir cosas de grande, la que dejaba su casa y comenzaba desde cero. La que gritaba fuerte cuando algo no le parecía, la que juzgaba a todos antes para que no pusieran en tela de juicio sus acciones. 

Me di cuenta que herí a mucha gente, que aleje a personas que realmente me querían y me quede con otras que tenían heridas aún más grandes que las mías y me prometí ser más cuidadosa al decir las cosas, para no herir a las personas que realmente amo. Sorprendentemente me fui al otro extremo. 

Hoy mis voces internas me dicen: "Deja de hacerte chiquita para no intimidar a los demás"

Básicamente, me aplasto, dejó de contar cosas que me hicieron feliz o me llenaron de orgullo porque en automático pienso que no merezco admiración. Finjo que soy más distraída y que ciertas situaciones nos las puedo prever.  De 8 años a acá me escribo en letras chiquitas, aunque trate de ponerme marca textos fingiendo ante los demás que siempre traigo la seguridad tomándome del brazo. 

Entro en un dilema entre la Ximena mamona de hace unos años y la pesimista aplastada que llego a ser conmigo misma en mi soledad. Si bien creo que tenemos que ser la líder del club de fans de nosotras mismas y decir con una seguridad genuina que esto es lo que somos, aquello lo que sabemos hacer y todo esto es lo que hemos logrado. No sé cómo chingados hacerlo.

En mis destellos de seguridad pienso que soy una mujer magnifica y amorosa, capaz de crear la vida de que sueño, una mujer curiosa y llena de vida, dispuesta a ser feliz. Guerrera que busca su propia paz. Con la capacidad de perdonar y orgullosa de estar en donde estoy, una mamá espectacular, compañera de vida amorosa y leal. Luchona y que nunca ha tenido miedo de trabajar a marchas forzadas.

Últimamente he estado fragmentada, con la mente resolviendo problemas imaginarios. Con mi cuerpo cansado, con mi corazón a medias, como si nada se conectara del todo. He ido a buscarme, en momentos me encuentro y lo disfruto, pero han habido tantas cosas sucediendo en estos últimos dos años y no he podido acomodar del todo para sentirme realmente en paz.

Hoy volví a darme cuenta que quiero vaciar ese armario, liberarme de mi propia vulnerabilidad, Seguirme simplemente de largo quitando conversaciones de temas que no me interesa tener, amistades que no suman, relaciones que claramente no funcionan, actividades que simplemente puedo omitir de mi día y puedo seguir adelante. ¿Cuántas veces me he quedado aún sabiendo que lo único que quiero es irme lejos?

Cierro los ojos y me digo a mi misma en forma de promesa: "JAMÁS te quedes cuando lo que quieras es irte. No te quedes en donde te estás abandonado, no vayas en contra de lo que eres." 

Aún no sé si me voy a permitir hacer lo que siento...


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