Hazme volver con un camino de luciérnagas

Pablo y su vida
Huatusco, tu gente y tus tierras tan nobles, tu neblina, tu humedad. Dejaste un poquito de ti en mi esencia. Ocho horas de viaje, bien valieron la pena para llegar a tus entrañas, para habitarte, para sentirme como una chica de ciudad que tiene temor de su vida lejos del wifi; descubriendo que hay más vida lejos de los "smartphones" y que puedo adaptarme a una vida tranquila y de trabajo de fuerza bruta y corazón.

Huatusco, Las Cañadas son la utopía hecha realidad, tu forma de vida va más allá de una postura ecológica, de una ideología política, tu temple para no depender de nadie, de valerte por ti mismo, hace que siga soñando, de creer que el cambio es posible.

Huatusco, tu gente con esa sonrisa sincera, con placeres simples, con la sabiduría de los años, con el aguardiente, con el baile y esa forma de ser tan dicharachera que hace a las jarochos tan peculiares, con esas ganas de enseñar todo lo que saben y la humildad de no saber nada, más que lo que la naturaleza les ha dado. 
Procesos

Tus tierras generosas, tu río en medio de la montaña, que deja caer la brisa y purifica mis pulmones llenos de la basura de la ciudad. Es maravillosa la generosidad de la naturaleza, que abraza cada una de las semillas que con cariño se siembran y multiplicas la cosecha. 

Lejos de las incomodidades que llegue a tener, como la experiencia de separar mis desechos humanos en sólidos y líquidos, mientras realizaba una inspección detallada sobre los amigos insectos que invadían mi morada, Huatusco, eres mi terroncito, te robaste un lugar en mi corazón.

La cooperativa, el trabajo en equipo, el bien común, la permacultura como diseño consciente, el estudio del comportamiento de la naturaleza, el afán por cerrar los ciclos naturales, el recordarnos de dónde venimos, nuestras raíces prehispánicas y el conocimiento que existía de Tonatzin. Huatusco, no dejes de regresarle a la tierra lo que nos ha regalado por décadas.

Tu comida, tus tamalitos de queso, y la vista del Citlaltepetl que me acompañaba mientras comía, descubrir el sabor de la malanga y como buena mexicana hacerme un taquito con harto chilito y limón pa´disfrazar el sabor raro del tubérculo nuevo para mi paladar. Huatusco, benditas sean las manos de tus mujeres que hacen esos manjares.

Doblando el bambú
"Lo que pasa en Huatusco, se queda en Huatusco"
El bambú, que permite a tu gente desarrollar su creatividad y generar fuentes de trabajo con su cultivo, entender que el bambú no es sólo de China, y que acá estamos haciendo cosas chingonas y de calidad, porque el ingenio mexicano siempre va por delante y el corazón que le ponemos a lo que hacemos nos distingue en todo el mundo. ¡Huatusco, no te acabes!

Tus caminos, llenos de verde, tus puerquitos de barro, tu visión de la vida holística, del ética. de la equidad, la vergüenza que sentí, al darme cuenta que desperdicio la vida en cosas tan superfluas, cuando acá la vida es simple, es levantarse a las 6 de la mañana, cortar la leña, calentar el agua y trabajar tu tierra y sentir el calor picoso que va tostando la piel.
Comedor custodiado por Pulque

Gracias por la fogata, por el paseo a las tres de la mañana por el río, por las 5 horas de camino, por tus luciérnagas y tus ráfagas de viento. Por regalarme un clima bonito y abrazarme con tu gente. Huatusco, hazme un huequito y dile a tus dioses que me hagan regresar a ti.










Comentarios

  1. Genial, qué bello :) Pulque sigue vivo jajajajajaja.... Saludos Xymena, insisto que deberíamos vernos. Ün abrazo.

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  2. Re buen texto Xymena...deberíamos ir a explorar esas tierras veracruzanas que a pesar de las extendidas tragicomedias que la aquejan guarda varios rincones que hacen sentirse esperanzado. A lo mejor este sería buena para otra ocasión: http://www.losamigos.com.mx/?lang=en

    Saludos!

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