Placeres, de esos que no cuestan

Todas las tardes, camino una cuadra para abordar el microbús que me trae de vuelta a casa, aveces abrumada por los deberes del trabajo, siempre me ha gustado observar las rutinas de la gente; como niño que observa el aparador de una tienda y sueña con la posibilidad de tener lo que esta exhibido. Debo decir que en ocasiones las costumbres y modos de las personas que observo no son nada admirables para la forma en que conduzco mi vida, pero aún así me ponen una sonrisa de alivio al saber que no tengo empatía por estas acciones.

Subir al "micro" se ha convertido en mi diversión más simple y mundana. Todos los días aprendo, como la vez que me tocó una mujer que conducía el transporte público, me hizo entender que no hace más agradable el servicio por el simple hecho de ser mujer: en las ocasiones que me toca abordar la unidad que conduce, es cortante, nunca ha respondido mi saludo ni nada de lo que le digo. 

También pasan cosas divertidas, los niños de primaria que van con su madre y aprovechan el camino para contarle las odiseas que vivieron en clase, desde el niño que aún no tiene claro el proceso de fotosintesis de las plantas y creen erróneamente que absorben el oxígeno y mientras tanto en mi cabeza recuerdo el girasol gigante que hice con bolitas de papel de china para comprender la respiración de las plantas. Hasta el niño que no habla de lo que aprendió en clase, porque considera que es aburrido para su abuelita,y prefiere contarle lo audaz que fue al comerse su yogurth antes de salir al recreo para que no se le echara a perder como a su amigo "Pablito". Estas historias me hacen pensar en mis hermanos que están lejos, dejando varias preguntas en el aire, respecto a sus vidas y la labor que estoy haciendo como hermana.


Al bajar me llevo momentos, flashazos de vidas que no son precisamente personas cercanas a mi, pero por esos segundos los hago parte de mi. Bajo del micro y en ocasiones me quedo pensando, asociando con recuerdos...

Puede que este loca, que esas personas vean a una mujer con pelos de colores y audifonos riendose sola porque probablemente este dañada por el uso de drogas, no me afecta, es divertido que la gente tenga opiniones variadas de lo que soy o se supone debería de ser, yo seguiré observando porque es un placer...
No tiene nada que ver, pintar también es parte de mis placeres...




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